Goleta Gringo
Pagó 1.500 dólares por un barco hundido de 1886, lo restauró, hoy es su casa y navega por Brasil
Fernando Zuccaro compró un navío genovés llamado Pegli –hoy Goleta Gringo– a precio de chatarra.
Lo convirtió en su hogar, vive a bordo con su mujer y dos de sus cinco hijos, atravesando los mares.
Es el segundo barco más antiguo del mundo que sigue en actividad
Fernando Zuccaro tiene 60 años, es de La Plata , y en el sur de Bahía, Brasil, está a bordo de su casa, el Goleta Gringo, un tall ship de 1886 , uno de los barcos más antiguos del mundo que siguen navegando.
Fernando siempre trabajó en mantenimiento. Tiene desde entonces una casita en el puerto de La Plata. “Como sé manipular madera, hierros y vidrio pensé en armar un barco antiguo. Me recomendaron buscar veleros rápidos cargueros, como el antiguo Pegli. Me costó muchísimo encontrarlo, hasta que en 1990 me avisaron que había uno en Rincón de Milberg. Estaba hundido”
“Lo compré por 1.500 dólares, como chatarra. Lo saqué a tierra para repararlo. Media bodega estaba llena de barro, ratas, restos de cosas . Me pasé dos días sentado en el astillero mirándolo y pensando qué hacer. Era tan perfecto que no lo podía dejar morir”.
Le llevó seis meses repararlo, con ayuda del Astillero Rio Santiago, Técnica Naval de Tigre y la Armada Argentina.
El resultado, un barco de 29,80 metros de flotación y 37,60 de eslora, con un calado de tres metros. Le puso una quilla como refuerzo.
Se enorgullece de haberlo restaurado con sus propias manos.
Se había construido originalmente en el Astillero Roncallo de Génova (Italia) y se llamaba Luigino Palma, antes de Pegli. Fue botado en 1886 y era un barco que navegaba cargado con 350 toneladas.
Salía de la Toscana con mármol de Carrara que descargaba en Irlanda. Ahí se llenaba de carbón de piedra y venía a la Argentina. En el puerto de La Plata limpiaban la bodega, y lo llenaban de trigo, y zarpaba de vuelta al Viejo Continente. Muchos inmigrantes llegaban a nuestro país en el Pegli, pero no como pasajeros, sino entre la carga.
Dejó de hacer ese trayecto en 1933, cuando se creó la Marina Mercante. Entonces le dieron la matrícula 45 y llevaba cebollas de Mar del Plata a Río Grande Do Sul, donde cargaba café. Después, chatarra a Uruguay. Más tarde le pusieron un motor y transportaba madera hacia el Norte. Cuando el casco se pudrió, le sacaron el motor e iba a remolque. Hasta que se pudrió del todo y lo abandonaron”
Sobre esta obra de arte que muchos aseguran es el segundo barco más viejo del mundo que sigue navegando. Figura detrás de uno que está en Estados Unidos y es dos años más antiguo.