Entrevista a Gabriel Mariani del diario ABC de España
Gabriel Mariani: «Construir barcos es algo que nos apasiona»
El CEO de King Marine, habla sobre la trayectoria del astillero de barcos de competición más importante de España
Gabriel y Guillermo Mariani son el alma mater del astillero King Marine, hoy uno de los más reconocidos del mundo. Comenzaron su actividad en Argentina, hace más de 35 años, y en 2005, recién mudados a Valencia, construyeron los barcos del Desafío Español, para la Copa América del 2007. Más tarde, en ese mismo astillero de Alginet (Valencia), construirían todo tipo de barcos de fibra de carbono, para la elite mundial. Sus barcos se lucen en las mejores competencias como las 52 Super Series, la Copa América o la Ocean Race. Pero no todo fue tan fácil. Gabriel nos cuenta la historia de esta familia que tiene como pasión y profesión los barcos.
Remontémonos a los inicios ¿de dónde surge sus ganas de incursionar y cómo comenzaron a adentrarse en el mundillo náutico?
Somos parte de una familia italiana, que dejó la comodidad y la belleza del norte de Italia después de la I Guerra Mundial para emigrar a Argentina. En aquella época se requería un gran espíritu emprendedor, cosa que siempre admiré de mis cuatro abuelos italianos. Nuestro padre siguió la misma línea que sus antepasados. Él tenía una ‘pasión por hacer cosas’, y con ello continuó la tradición emprendedora de nuestra familia. A los 57 años junto a nuestra madre -y luego de muchos proyectos- decidieron abandonar Argentina en busca de aventuras. Cogieron su barco de 42 pies y partieron a recorrer el mundo. Lo hicieron 25 años seguidos hasta sus 82 años. Dieron la vuelta al mundo, hicieron ocho cruces del Atlántico y vivieron millones de historias. Volviendo al tema, cuando nuestros padres zarparon, en Argentina quedamos los tres hermanos. En orden cronológico: Guillermo, Gabriel y Gustavo. Los dos mayores siempre nos dedicamos a la náutica, pero el menor siempre fue mucho más inteligente. Hoy Gustavo nos enorgullece liderando la empresa de energía más importante de Argentina. Para ese entonces, nuestro padre nos dejó una pequeña empresa de herrajes náuticos con lo que conseguimos la representación de Harken y muchas otras en Argentina. Así nació King Harken en los años ochenta. Al margen de King Harken, teníamos que mantenernos con nuestros padres en alta mar, nosotros éramos muy jóvenes: Gustavo tenía 16 años. Teníamos necesidad de generar dinero para poder vivir solos.
¿Y sus primeros barcos?
En 1985, a mis 23 años, junto a Guillermo y un gran amigo, Santiago Lange, nos pusimos a fabricar Optimist en un pequeño taller. Aprovechando su incipiente fama lograda -tras ganar el mundial de Snipe- y sus conocimientos como diseñador naval, llamamos a estos pequeños veleros: Optimist Lange. Fue un emprendimiento apasionante. Tan sólo dos años después estábamos exportando 600 Optimist a 40 países distintos. Nuestros barcos ganaron cinco campeonatos mundiales seguidos. Luego vino otro emprendimiento. Esta vez fueron mástiles de aluminio, que más tarde pasaron a ser de fibra de carbono. Así nació King Composite. Años más tarde, ya por el 2001, otra gran crisis sobrevino en Argentina. Para ese entonces, el 90% de los 20 pequeños astilleros de veleros que había en Argentina quebraron. Perdimos casi el 100% de nuestros clientes de King Composite y King Harken. Y fue en ese momento que lo decidimos: íbamos a montar nuestro propio astillero. Nació entonces en 2002 King Marine en Argentina.
Luego en 2005 llega la llamada de Agustín Zulueta para venirse a España a construir dos barcos para la Copa América. ¿Se lo pensaron mucho?
Sí, lo pensamos bastante… Unos dos segundos (ríe). La verdad es que no había nada que pensar, solamente evaluar si estaríamos a la altura del desafío que nos planteaban, pero siempre he estado convencido que cuando haces las cosas con pasión y profesionalismo se obtienen buenos resultados. Si algo fallaba no sería por no haber dado lo mejor de nosotros. Estamos programados para cumplir, no existe otra opción. Pasión nos sobra, nos rodeamos de buenos profesionales cumpliendo así el objetivo propuesto por ‘El Desafío Español’.
¿Qué recuerdos guardan de los inicios de King Marine en España?
Lo primero que se me viene a la cabeza es que cuando viajamos a Valencia el 14 de agosto de 2005, viajamos con un muy, muy joven Pablo Santarsiero, hoy mi socio y amigo, para montar el astillero, en un mes muy difícil para hacer cosas, pero, como siempre, sobraron ganas y actitud. Yo estuve dos o tres semanas y volví a la Argentina donde estaba mi familia y Pablo tomó el control. Al volver a Valencia 15 días después, Pablo me miró muy serio desde su 1,85mts y me dijo: “No te vas a volver a ir, ¿verdad?”. Tenía solo 23 años. Este es uno de los recuerdos mejor guardados. Con Pablo hemos recorrido un largo camino juntos: cuatro Barcos de Copa América, dos Volvos, muchos TP52, IRC 56, proyectos especiales y el último gran proyecto, un IRC 85´ recientemente botado. Es muy grato ver cómo tanto el astillero como Pablo, han crecido hasta convertirse en uno de los mejores del mundo. Pablo se acerca a los 40 años y es considerado en el ambiente profesional como uno de los más capaces planificadores y constructores de esta industria; y yo me siento feliz que, al mismo tiempo, nuestra amistad se haya afianzado de la manera en que lo hizo.
Es decir que desde el principio le ha acompañado en su aventura Pablo. ¿Ha sido una pieza fundamental en este engranaje?
Sí, definitivamente, el desarrollo y posicionamiento de la empresa es mérito principalmente de Pablo y su equipo: Juan Auge, Tono Llorens, Maca Larrea, Lluis Gómez, Matías Bevacqua, José Vicente, por nombrar a algunos, aunque sea injusto no citar a todos porque es un equipo grande que funciona como una familia profesional. Pablo es de muy pocas palabras, muy reflexivo e inteligente. Supo armar un equipo que disfruta trabajando con él, es una persona muy ética y de valores muy arraigados, por eso su equipo se siente a gusto bajo su conducción. Cada día ha ido tomando más responsabilidades y hoy, aunque yo mantengo el titulo formal de CEO, la verdad que es él quien lidera la empresa en el día a día, mi rol es apoyarlo a él y a nuestra gente. Creo que los organigramas deberían ser dibujados al revés, el CEO es quien debe estar abajo, soportando la estructura, no al revés.
Desde aquellos barcos verdes, la verdad es que en King Marine no han dejado de trabajar y de hacer barcos que han marcado la historia de la vela reciente como los Movistar, los Azzurra, los Telefónica, los Matador y los de Artemis.
Aquí quiero acordarme de la gente que nos ha ayudado. El mérito es de quién ha confiado en nosotros. Además de haber mencionado ya a Zulueta quiero acordarme de Pedro Campos por habernos dado la oportunidad de construir los ‘Volvos’ Telefónica Blue y Telefónica, a Josep Cusí e Ignasi Triay por darnos la oportunidad de construir el Bribón del Rey Juan Carlos; a Paul Cayard por confiar en nosotros para Artemis y a Guille Parada por acompañarnos siempre, y darnos la oportunidad de construir los últimos seis barcos de TP52 entre Matador y Azzurra. A Jeremy Pochman y su equipo por nuestro penúltimo proyecto, un IRC85. A Santi Lange por estar siempre al lado. A los ‘Project managers’ que nos hicieron mejores como Micky Costa, Horacio Carabelli, Richard Gillies o Terry Halpin. Y por supuesto a los mejores diseñadores: Botin & Partners , Juan K, Judel & Vrolijk, Frers, Nivelt-Muratet, Soto Acebal, Farr, Reichel Pugh.
¿Cuál es el secreto para seguir siendo un referente mundial en la construcción de veleros en fibra de carbono?
En el composite de alto estándar, sólo desde hace pocos años, los procesos lograron una buena maduración. Es un sector empresarial difícil, donde los errores se pagan muy caro y en el que muchos han fracasado. No creo que haya secretos, pero si tuviese que dar una ‘receta’ diría que no se pueden tomar atajos, son procesos complejos, hay que capacitar al equipo, proveer con tecnología al astillero, mantenerse siempre en la cresta de la ola tecnológica y tener un equipo bien dirigido y motivado, que esté orgulloso del producto que esté haciendo. Cumplido esto, no creo que haya más secretos, somos un equipo que trabaja y ha trabajado muy duro. Tal vez ser inmigrantes te hace sentir que tienes menos derechos o más obligaciones. Por muchos años fue bastante común ver trabajando a King Marine los sábados y domingos, o hasta Semana Santa para recuperar algún atraso. Cumplir siempre fue la única opción. Creo en el comercio justo. No es un gran negocio hacer barcos, pero es nuestra pasión. Los márgenes son pequeños y los riesgos muy altos. King Marine se encuentra dónde está por la gran capacidad de planeamiento en un trabajo tan artesanal y la inagotable voluntad de cumplir con nuestras premisas. Somos muy conscientes y estamos muy agradecidos de cómo nos recibió España, que hoy, 15 años después, lo sentimos como nuestro hogar. Haber generado inversión y cientos de puestos de trabajo entre King Marine y King Agro me hace pensar que no ha sido en vano.
Una de las cosas de las que se sienten más orgullosos es que todos los barcos que han construido se han entregado en el plazo pactado. ¿Cómo se puede tener esta efectividad?
Con mucho compromiso y vergüenza a fallar. No podemos aceptar defraudar a quienes nos han premiado con su confianza.
Ustedes han sido siempre muy inquietos y emprendedores. La idea de hacer brazos de tractor para fumigaciones en fibra de carbono ha sido uno de sus grandes éxitos.
Retomando un poco lo que contaba al principio de la caída de la demanda de los mástiles de King Composite, se debió a la crisis mundial de los bonos y las hipotecas del 2008. Los clientes desaparecieron. Era la tercera marca de mástiles a nivel global después de Southern Spars y Hall Spars. Nuestra primera reacción fue achicar la empresa, controlar los gastos y ver cómo ‘aguantar’ el chubasco. Luego afrontamos el problema con otra mirada: la experiencia de nuestra familia nos demostró que cada crisis nos resultó una oportunidad. Entonces pensamos: ¿Qué podemos hacer con este equipo genial de gente, con estos ingenieros especialistas en cálculos estructurales con fibra de carbono y con nuestros autoclaves? Y allí abrimos nuestras mentes. Cuando estás atravesando por un periodo ‘exitoso’, pienso que uno en general se vuelve más soberbio, no escucha, no miramos más allá de nuestra zona de confort. Pero en la crisis, estás más atento al entorno. Fue así, como un productor de maquinaria agrícola, se nos acercó en King Composite de Argentina, a consultar por un problema que tenía con las barras de acero que él fabricaba. Le pedimos que nos explicase más, que nos contase de qué se trataba aquello. Hablaba sobre cómo debería ser un barral para fumigadoras ideal, decía que las barras de acero agrícolas se corroían, que eran muy cortas y pesadas. No hizo falta más, sabíamos que ahí estaba la oportunidad que estábamos buscando. A partir de allí, fue una carrera tecnológica: se desarrolló el diseño, prototipos, pruebas de campo, plan estratégico, incluso se diseñó nuevas plantas robotizadas en Argentina y en España. King Composite se transformó entonces King Agro. De mástiles verticales, a ‘mástiles horizontales’ para el campo. Unos años más tarde, llegó una alianza estratégica con John Deere y una lucha para convencerlos que la segunda planta, la más grande, la que debía ser para abastecer a EE.UU. y Alemania la haríamos en España. Ellos no querían, pero nosotros estamos más convencidos que los propios locales, que España es uno de los mejores países del mundo para producir y vivir. La infraestructura española es muy reciente, autovías, puertos, aeropuertos, logística, industria y sistema financiero. Fue una dura lucha que ganamos. Hoy, los norteamericanos de John Deere están felices y orgullosos de la planta que tienen en Valencia. King Agro paso a procesar 400.000 kilos de carbono al año, ¡algo así como 300 TP52 al año!
¿Cómo ‘se vende’ el astillero? ¿Cómo llega a los grandes armadores para convencerles de que King Marine es el sitio donde deben construirse su barco?
A través de los años, nos dimos cuenta de que lo más eficaz es el boca en boca. Es el testimonio del mismo dueño o armador, lo que más valor tiene. Y por eso nos esforzamos en dar un servicio de calidad en todos sus sentidos, desde el minuto antes de comenzar un proyecto. Pablo tiene una política que es muy simple y es que debemos hacer los mejores barcos, dentro del presupuesto y entregarlos a tiempo para que los equipos continúen con su campaña. En esto nadie puede estar en desacuerdo y esta es la política de ‘ventas’, pero yo creo que aún se puede hacer más, creo que habría que tratar que el mundo náutico lo sepa. Comunicar nuestros proyectos y acercarle a la gente un astillero por dentro. Porque si haces un gran trabajo, pero nadie se entera… tendrás periodos de falta de trabajo y éste es el peor enemigo de esta industria: la falta de continuidad. La política de Pablo fue la usada en los últimos 15 años, pero este año por primera vez hemos puesto un poco de energía en estar presente en las redes sociales, actualizar la web y enviar mensualmente un newsletter a quien quiera recibirla. Me alegra compartir lo que hacemos. También creo que otro factor clave son las cosas que se exponen por sí solas a la hora de trabajar. Y debemos estar demostrando cosas buenas, porque desde aquel Desafío Español del 2007 no hemos parado de trabajar.