Se trata de una de las grandes creaciones del astillero Wally Yachts, un majestuoso balandro de 40 metros de eslora que ilustra hasta qué punto llega la genialidad de diseñadores y arquitectos navales cuando el presupuesto no es la preocupación principal.
La creación de esta embarcación supuso un trabajo titánico antes incluso de que los planos llegaran al astillero. En el estudio argentino de Javier Soto Acebal emplearon 10.000 horas para investigar y trazar las líneas del Wally con la premisa de hacer un velero enorme, capaz de ganar a cualquier Maxi y que, además, fuera tan fácil de navegar como un barco de vela ligera. El armador, un experimentado navegante, quería un lujoso todoterreno deportivo de los mares.
Tras 12 bocetos de casco diferentes e innumerables pruebas hidrodinámicas, el arquitecto naval ideó un balandro de fibra de carbono con capacidad para cargar 11 toneladas de agua como lastre en sólo tres minutos. En apenas 30 segundos, además, el lastre puede cambiarse de costado según las necesidades de navegación.
Una quilla retráctil -con la que el calado pasa de seis a cuatro metros para que el Wally no tenga problemas de acceso a los puertos-, un mástil de fibra de carbono de 60 metros de altura con una superficie vélica de 727 metros cuadrados y un desplazamiento final de 84 toneladas fueron otra de las apuestas de los diseñadores.
Mención aparte merece la cubierta, concebida como un loft, un espacio abierto, diáfano, sin obstáculos de por medio para que los pasajeros elijan en qué lugar prefieren relajarse a bordo. Como área social, no obstante, nada mejor que la mesa y banquetas metalizadas de diseño futurista, cuya estructura se prolonga hasta el mástil, formando una inédita zona con colchonetas para tumbarse al sol (con permiso de las sombras de las enormes velas). El mejor lugar donde celebrar las fiestas más exclusivas. Más en popa se encuentra las dos ruedas de timones desde donde se gobierna toda la embarcación, gracias a la tecnología a bordo.
Detalle de la estructura que une la mesa con el ‘solarium’. | Jesús RenedoDetalle de la estructura que une la mesa con el ‘solarium’. | Jesús Renedo
Las bordas, sin candeleros, son casi lo más voluminoso, permitiendo así mayor seguridad y privacidad sin añadir elementos que rompan la armonía de sus elegantes líneas. En popa encontramos una terraza al nivel del agua, una plataforma de baño de 20 metros cuadrados, a la que se pude acceder desde el salón principal del interior o desde cubierta a través de unas escaleras.
En el interior Wally 130 Angel’s Share hay espacio para una docena de estancias: dos camarotes dobles para la tripulación, otro para el capitán, una cocina, un comedor para la tripulación, dos salas de máquinas, dos cabinas dobles para invitados y otra individual y, llegando a la popa, el camarote del armador y el salón principal. Hasta ocho personas pueden alojarse a bordo, junto a cinco o seis tripulantes que se encargarán de ofrecer a la familia del armador y a sus invitados cualquier petición.
Vista aérea del Wally 130. | Jesús RenedoVista aérea del Wally 130. | Jesús Renedo
El velero fue entregado a su dueño en 2009 con el nombre de Dream, y lo vendió apenas unos meses más tarde. Sus nuevos propietarios decidieron someterlo a trabajos de mejora un año después de ser botado. ¿Capricho millonario o una necesidad para mejorar las prestaciones?
El astillero Lürssen y el estudio Owen Clarke Design fueron esta vez los elegidos para el intenso lavado de cara -exterior e interior-: retocaron los sistemas de lastre para optimizar la navegación; llevaron a cabo mejoras en las áreas técnicas como sala de máquinas y cableado; rediseñaron la cubierta y los interiores; las velas y aparejo fueron retocadas para afrontar travesías de larga distancia y añadieron una nueva capa de pintura al casco, entre otras modificaciones. Salió de las instalaciones alemanas con un nuevo nombre en la popa: el actual Angel’s Share.
Se alquila por 100.000 euros a la semana
La transformación de la embarcación fue muy elogiada por la crítica, como demuestra el premio al mejor trabajo de reacondicionamiento de 2011 que le otorgó la Sociedad Internacional de Superyates. Todavía hoy, siete años después de su fabricación y con su base en Palma, sigue seduciendo a quien lo mira. Si alguien no puede resistirse a navegar a bordo, este Wally 130 está disponible para chárter por 100.000 euros a la semana. Más gastos, claro.
Ficha técnica | Wally 130 Angel’s Share
Astillero: Wally Yachts
Año: 2009
Eslora: 40,05 metros
Eslora de flotación: 36,75 m.
Manga máxima: 7,90 m.
Calado: 4 / 6 m. (quilla retráctil)
Desplazamiento: 84 toneladas
Velocidad (a motor): 12 nudos
Pasajeros: 8 + 5 tripulantes
Superficie vélica: 727,5 m.
Mástil: 60 m. (Hall Spars)
Arquitectura naval: Javier Soto Acebal
Diseño ext. e int.: Eidsgaard Design
Motor: MAN D 08.36 LE 401 EDS (450 hp