La pesadilla de los sargazos dificulta el avance de la flota de la Volvo Ocean Race
La implacable maleza marina del Atlántico Norte, que ya incordió a Cristóbal Colón hace más de 500 años, protagoniza la entrada en los alisios
Uno de los pasajes más recordados de la travesía de Cristóbal Colón en el descubrimiento de América fue su paso por el mar de los Sargazos, cuando sus carabelas quedaron estancadas entre un auténtico vergel de hierbas océanicas que impedían su avance.
Más de 500 años después, la flota de la Volvo Ocean Race se ha encontrado con el mismo enemigo. Un auténtico bosque de sargazos a la deriva incomoda el rápido avance de los barcos una vez superados los Doldrums.
El Team Brunel continúa marcando el ritmo a medida que avanzan a más de 22 nudos, igualando la velocidad del viento y manteniendo una ventaja de 15 millas con el Dongfeng Race Team, que ocupa el segundo lugar.
El trío de cabeza, que completa el Turn the Tide on Plastic, se encontraba a menos de 30 millas de distancia en la décima jornada de la Etapa 8, cuando quedan unas 2.300 millas para la línea de meta de Newport.
Pese a ello, un grupo de algas atrapadas en la quilla o en el timón, puede restarle a un barco varios nudos de velocidad, así como afectar el control que el timonel tiene sobre el barco.
“Estamos acelerando con mucha agua por todas partes y en el agua que entra a cubierta llena de sargazos”, dijo Dee Caffari, patrona del Turn the Tide on Plastic. “El barco se parece más a un jardín, con arbustos verdes por todas partes. Sientes que ya no tienes el control del timón de sotavento que maneja el barco y aún así tratas de girar. Un par de impulsos cortos a sotavento normalmente pueden recuperar el control nuevamente, pero no sirve de nada. Sientes que las vibraciones crecen y el ruido de cavitación alrededor de las estructuras del timón”, explica.
“Sin flujo de agua no hay maniobra y el barco se resiste, con lo que piensas la cantidad de hierba pegada al timón que está teniendo un gran efecto. El barco todavía quiere ir rápido, pero parece que navega en melaza, ya que pierde velocidad a pesar del viento y las olas”, añade.
El MAPFRE de Xabi Fernández se mostró igualmente harta de la hierba, ya que intentan escalar posiciones desde el quinto puesto, a unas 75 millas de los líderes.
“Es bastante molesto porque se puede ver cómo la velocidad del barco disminuye, y algunas veces incluso se pierde la dirección del barco porque el timón está lleno de algas y no le permite navegar normalmente”, dijo Pablo Arrarte.
MAPFRE también frenó temporalmente cuando se rompió uno de los cabos del timón, pero el rápido trabajo de ‘Ñeti’ Cuervas-Mons lo dejó perfecto en 30 minutos.