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Volvo Ocean Race por la octava etapa

El MAPFRE lucha contra sus rivales… y el movimiento de la quilla

La lucha por la octava etapa de la Volvo Ocean Race ya es una competición de velocidad en la que el MAPFRE tiene que manipular la quilla desde el interior del barco

Los barcos de la Volvo Ocean Race navegan con el acelerador pisado al máximo una vez instalados en las rapidísimas condiciones que les facilitan los vientos alisios del hemisferio norte.

En el parte de posiciones de las 1300 UTC, todos los barcos excepto el Sun Hung Kai / Scallywag ya estaban consiguiendo navegar más de 500 millas en 24 horas, una cifra clave que les permite sacar el máximo rendimiento de sus barcos.

El Team Brunel, de bandera holandesa, sigue liderando la etapa, ampliando su diferencia con el Dongfeng Race Team, segundo, a 20 millas, mientras que el Turn the Tide on Plastic, tercero, marcha a 33 millas del primero.

En el MAPFRE, que marcha quinto a más de 60 millas del Brunel, están luchando contra sus rivales y contra las dificultades que tienen para manejar la quilla pivotante tras la avería eléctrica que sufrieron hace unas jornadas.

Xabi Fernández explicaba los detalles de este contratiempo. “Ahora mismo el mayor problema que tenemos sobre la quilla son dos: uno es que la velocidad va lenta en comparación con cuando el motor va funcionando y segundo que no sabemos exactamente dónde está. Cuando ya empiezas a hilar fino y a navegar lo mejor posible es muy importante saber dónde está la quilla en todo momento e ir trimando como si fuera una vela o cualquier otra parte del barco”.

El patrón analiza su impacto en la maniobra. “A parte de todo eso, en cada maniobra por lo menos una persona tiene que estar abajo accionando la quilla manualmente ya que desde cubierta no funciona ningún mando. Es obvio que no ayuda y es muy posible que si la cosa se comprime al final pueda jugar un poco en nuestra contra pero una vez más es lo que tenemos. Creo que después del problema eléctrico que tuvimos no nos podemos quejar de poder navegar el barco al cien por cien”.

Con unas diferencias tan pequeñas, los navegantes saben que no tienen margen de error. “Los ánimos estan muy alyos. Tenemos la sensación de que cuanto más llevamos en esta regata, más sentimos que podemos hacerlo”, dijo el patrón de Dongfeng, Charles Caudrelier. “Sin embargo, la presión también está aumentando”. Lo que está en juego es lo máximo y sabemos que ya no podemos darnos el lujo de cometer errores”.

Con tan poca diferencia entre los equipos en esta etapa de la etapa, las millas se ganan o se pierden por los menores detalles: un ligero ajuste a una vela o una pequeña modificación en el ángulo de navegación se convierten en factores cruciales.

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