Todo marinero amante de la competición que se precie sueña con alejarse de tierra firme unas Navidades para completar las 628 millas (1.163 kilómetros) de la mítica Rolex Sydney-Hobart. Noventa y tres tripulaciones se han citado este año en el puerto de la ciudad australiana para adentrarse en un bello y peligroso recorrido en el que se ha escrito alguno de los capítulos más trágicos de la vela oceánica. El próximo día 26 (03:00 hora española), en cuanto en Melbourne comience el descanso del torneo de cricket del Boxing Day, la flota zarpará de Sídney rumbo a Tasmania. Y, según avisan los partes meteorológicos, la 72ª edición de la regata se antoja épica.
Los expertos apuntan a que este año habrá condiciones idóneas para batir el récord, establecido en 2012 por el Wild Oats XI en 1 día, 18 horas, 23 minutos y 12 segundos. El mayor de los gurús, el navegante español Juan Vila, ha llegado a calcular que el maxi más veloz podría tardar un día y 15 horas.
El barcelonés será una de las piedras angulares para que el Wild Oats siga siendo el gran dominador de la regata, ganando su noveno título en tiempo real. Sería el mejor homenaje que la tripulación puede hacerle a su armador, Bob Oatley, fallecido este año. Vila, ganador de la Volvo Ocean Race, la Copa América y el Trofeo Julio Verne, no es el único español entre la flota con un puesto de responsabilidad a bordo. En la proa del Perpetual Loyal, uno de los principales rivales del Wild Oats, trabajarán a destajo los cántabros Pablo Arrarte y Antonio Cuervas-Mons, ‘Ñeti’, ambos llevando los galones de jefe de guardia. Otros dos pesos pesados de la vela nacional, Guillermo Altadill y Roberto Bermúdez de Castro, ‘Chuny’, navegan en el Ker 56 Varuna VI alemán, uno de los 12 barcos internacionales que hay en la flota.
Salida de la pasada edición de la Rolex Sydney-Hobart. | Stefano GattiniSalida de la pasada edición de la Rolex Sydney-Hobart. | Stefano Gattini
En la salida se esperan vientos fuertes del nordeste, por lo que los 93 barcos deberán inflar los spinnakers antes de poner rumbo sur en paralelo a la costa de Nueva Gales del Sur, hacia el temido Estrecho de Bass, la porción de mar que separa el continente australiano de la isla de Tasmania. Ya en la noche del lunes las previsiones apuntan a que los barcos serán alcanzados por un frente del sur con vientos de entre 20 y 30 nudos de intensidad y olas de dos metros de altura (muy similar a lo que ocurrió en 2015, situación que provocó el abandono de un tercio de la flota en la primera noche). Será el momento de comprobar el temple de las tripulaciones y de las embarcaciones.
La atención se centrará principalmente en la batalla de los cuatro maxis de 100 pies (Wild Oats XI, Pepetual Loyal, Scallywag y el experimental CQS), pero la historia de la Rolex Sydney-Hobart sugiere que el campeón absoluto (tras la compensación de tiempos) suele ser un velero de entre 40 y 50 pies, siendo los TP52 una clase muy a tener en cuenta. No en vano, el ganador de la edición pasada fue el TP52 Balance de Paul Clitheroe, pese a que llegó un día después de los gigantes.
El Wild Oats XI, en el que navega Juan Vila, el dominador de la regata. | S. Gattini / RolexEl Wild Oats XI, en el que navega Juan Vila, el dominador de la regata. | S. Gattini / Rolex
La docena de barcos extranjeros que se han alistado a la The Great Race da buena muestra de la heterogeneidad de la flota: Ker 56 Varuna VI (Alemania); el TP52 Ark323 y el Cookson 50 UBOX (China); Scallywag (Hong Kong); el Beneteau 47.7 Samskara (Reino Unido); el Elliott 44 Matador (Suecia); el Humphreys 54 KLC Bengal 7(Japón); el Botín 80 Beau Geste y el V70 Giacomo (Nueva Zelanda), el Sydney 46 Simplesail Mahligai (Rusia); los Swan 44 MK II y Triple Lindy (EEUU) y el TP52 Sonic coreano. Hay espacio incluso para barcos de lujo, como el CNB76, de 23 metros, del CYCA (Cruising Yacht Club of Australia).
Comienza la 72ª edición de una prueba cuyo génesis se encuentra en el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando varios navegantes decidieron celebrar el final de la contienda completando dicha ruta. Desde entones, 5.828 barcos se han atrevido a tomar la salida, de los cuales 4.812 completaron el recorrido y 1.016 tuvieron que retirarse. En la memoria del evento permanece la trágica edición 1998, en la que vientos huracanados provocaron el hundimiento de cinco barcos y la pérdida de seis vidas.