Polución del Río de la Plata, cada vez peor.
Está eliminando fauna y flora; se complica la potabilización del agua
La contaminación en el Río de la Plata, del cual se obtiene el agua que consume la población en el área metropolitana, no cede. Y cuanto mayor es el grado de polución, más complejo y costoso resulta el proceso de potabilización. Además, la presencia de elementos contaminantes orgánicos e inorgánicos en ese curso, donde confluyen vertidos tóxicos de todo tipo, está eliminando fauna y flora.
Mediciones hechas en por el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) se comprobó la existencia de elementos contaminantes orgánicos e inorgánicos en las aguas de la llamada Franja Costera Sur del río, que se extiende desde San Fernando hasta Magdalena y baña las costas del área metropolitana.
La presencia de estas sustancias contaminantes -originadas en los efluentes cloacales, domiciliarios (detergentes) e industriales que llegan hasta el Río de la Plata transportados por otros ríos y arroyos que en él descargan- se mantiene constante desde que docentes y alumnos comenzaron los estudios e impactan directamente en la calidad del agua.
Los efluentes cloacales, dijo Cicerone, aportan compuestos nitrogenados, como nitratos, nitritos y amonios, que son empleados por los organismos fotosintéticos como nutrientes. Si se registran en gran cantidad, provocan el aumento desmedido de organismos que impiden el paso de la luz y comienza un proceso de eutrofización, o sea de muerte de la biota. Además, aportan organismos patógenos, como bacterias y virus.
Por otra parte, los efluentes industriales transportan contaminantes orgánicos e inorgánicos. Los frigoríficos, por ejemplo, si no tratan sus vertidos, entre los que se destacan restos de animales, aportan gran contenido de bacterias. Al introducir en un curso de agua materia orgánica, ésta consume oxígeno para su oxidación y hace descender los niveles de ese elemento en el agua; así, se favorecen procesos anaerobios, durante los que se producen metano y sulfuro de hidrógeno, y se liberan olores nauseabundos.
Mientras tanto, las curtiembres y la metalurgia generan metales, como el cadmio, el cromo, el cobre, el plomo, el cinc y el mercurio. Otras industrias liberan pesticidas y fertilizantes.
Menor calidad
Por todas estas sustancias en suspensión, los efluentes cloacales e industriales disminuyen la calidad del agua y, por ende, la "aptitud de uso del recurso". En la ribera porteña, la mayoría de los usos están invalidados. ¿Cuáles son esos usos? Fuente de agua para consumo humano, protección de la vida acuática, irrigación, recreación y uso industrial. Como se sabe, está prohibido bañarse en el Río de la Plata y la biota (la fauna y la flora) está seriamente comprometida.
Además, a mayor contaminación, la potabilización resulta más costosa y demanda mayores esfuerzos.
La calidad del agua se mide en una escala del cero al 100. Por debajo de 24, el líquido no es apto para ningún uso; entre 24 y 52, sirve para un uso mínimo; entre 53 y 92, para uso limitado. Finalmente, entre 93 y 100, el agua puede ser destinada a cualquier uso.
Los equipos toman muestras de agua en las desembocaduras del Riachuelo y del arroyo Medrano, y en el curso del río Reconquista que, al igual que los dos anteriores, es afluente del Río de la Plata. Cicerone recordó que eligieron esos tres torrentes porque eran los que la bibliografía identificaba como los tres que más contaminación aportaban al Río de la Plata, por las cuencas que atraviesan, en el siguiente orden: Riachuelo, Reconquista y arroyo Medrano.
Vertidos tóxicos
Los estudios sobre el río Reconquista evaluaron la calidad del agua en el segmento que corre entre la ex ruta 8 y la Panamericana, y los contaminantes presentes en ese tramo vierten en el Río de la Plata.
Según los resultados de los análisis, en la desembocadura del Riachuelo, a la altura de Vuelta de Rocha, el índice de calidad del agua se sitúa en 16 y un poco más cerca del Río de la Plata, en Cuatro Bocas, alcanza 33. A esa altura, la Franja Costera Sur mostró valores de entre 54 y 57. Allí, los investigadores hallaron que era casi nulo el oxígeno disuelto, era alta la carga de nitrito y amonio, y había algunos metales, como el cromo, el plomo y el cadmio, todos nocivos para la salud.
En tanto, el arroyo Medrano, que libera su caudal justo en el límite entre la Capital y Vicente López, llega con un índice de 15, toca los 37 en las instalaciones del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) y ronda los 41 y 42 frente a Ciudad Universitaria. A sólo 1000 metros de allí, funcionan las tomas de agua de AySA, la empresa encargada de distribuir agua potable a la Capital y al conurbano. Fue alta la carga orgánica hallada, había alteraciones en el oxígeno disuelto y era elevada la presencia de amonio y nitrito. No se observaron metales.
Finalmente, en el río Reconquista, muy influenciado en el segmento analizado por la recepción de los pluviales del partido de San Martín, los valores oscilaron entre 30 y 40. Los equipos detectaron disminuido el oxígeno disuelto, aumentado el nitrógeno, fósforo, cadmio y plomo, entre otros; amonios y nitratos.