Náutica en Venezuela: sobreviviendo a la crisis
Por: Daniela Corda MUNDO NAUTICO
Actualmente, Venezuela enfrenta una de las situaciones más difíciles de su historia. Particularmente, la industria marítima no escapa de la realidad, ya que, para los lancheros y aficionados, realizar solamente el mantenimiento a sus embarcaciones se ha vuelto una dura tarea por los altos costos de los repuestos y las pocas opciones para adquirirlos
A lo largo del tiempo, la compra de navíos –yates y lanchas- se ha caracterizado a nivel mundial como un lujo. En Venezuela, ese significado se mantiene, pero hoy, ha cobrado más fuerza. Sólo un estrato social determinado puede mantener a su disposición este tipo de barcos; debido a la crisis que atraviesa el país.
La ausencia de repuestos, los altos costos y las pocas alternativas de productos nacionales, son algunas de las consecuencias que afronta la náutica venezolana. Además, en su mayoría, no existe otra elección más que importarlos, por lo que requiere el pago en divisas.
En la zona norte del estado Anzoátegui existían alrededor de 15 tiendas marinas. Hoy tan solo cinco o seis prestan sus servicios.
La administradora de la tienda marina “A Bordo”, Grisel Rodríguez, asegura que los problemas se han agravado en los últimos tres años y como consecuencia ha dejado la caída de casi un 70% en las ventas de sus artículos de pesca. Agregó, que para mantenerse en el mercado han tenido que ofrecer otras opciones como artículos también de limpieza para el hogar, ropa deportiva y equipos de gimnasia.
Esperanzas fuera de borda
La encargada del departamento de ventas de la tienda marina “Ralph González”, Kathy Josefina Maestre, aseveró que el despacho de mercancía ha tenido un declive de más del 80% para el año 2016 y el primer semestre del 2017.
Por ello, estima que existe una gran probabilidad del cierre de sus puertas en los próximos meses. Comentó que antes, la mercadería de la ferretería era importada porque podían hacerlo, pero ahora se han sustentado con compras nacionales 100% originales.
“Las piezas que más se venden son: bombas de achique, de agua y guayas de dirección. Sólo para obtener una de ellas se debe tener alrededor de Bs. 700.000 a un millón”, sustentó Maestre.
Aunque parezca estar alejado de la realidad, el parque náutico en el territorio venezolano ha llegado al punto más débil; cabe mencionar que durante décadas, este ha sido un generador de ingresos en el país, en lo que respecta al turismo.
En un par de años la situación económica de esta industria puede empeorar si no son consolidadas las soluciones para solventar los inconvenientes que los aquejan. Así lo destacó el ingeniero en computación Manuel Amílcar Navarro, aficionado al mundo marino, quien además se ha dedicado en los últimos 20 años a realizar actividades relacionadas a este campo.
“Aunque la situación cambie de rumbo, a la náutica le tomará unos 10 años para recuperarse”, argumentó.
Según Navarro, la manutención de las embarcaciones consta de dos tipos, el correctivo y el preventivo. El primero de ellos se trata de cambiar piezas cuando éstas se dañan; y el preventivo consiste en sacar la nave del agua, realizar el cuidado necesario del casco y aplicar una pintura protectora antifouling para evitar que se incrusten organismos vivos marinos.
El operario de la marina Imbuca, ubicada en El Morro de Lechería, estado Anzoátegui, Deivi Farías, explica que la previsión es sumamente importante, como el cambio de aceite, impeler y bujías y se debe realizar cada seis u ocho meses, dependiendo del tiempo de uso. En cuanto a la limpieza, aconseja ejecutarla cada 60 días. Si el casco de la lancha es original, sugiere que dure aproximadamente cuatro días en el agua.
Si sobrepasa una semana o dos, comienza a tornarse amarillento y se verá la presencia de caracoles. Por tal motivo, se requiere sacarla a espacios exteriores y esto también genera un costo adicional, ya que para aparcar estas naves se debe ubicar un puesto en la marina.
Para las de menor tamaño, el costo es de hasta Bs. 130 mil cada dos meses; y las más grandes deben pagar hasta Bs. 500 mil trimestral. Por esta razón, muchos dueños han decidido ponerlas en venta y solo 5%, aproximadamente, tienen la posibilidad de mantener una.
Mencionó además que no sólo se ve afectada el área comercial, sino también se evidencia la ausencia de especialistas encargados de efectuar las labores para el cuidado de los botes. Por ende, esto conlleva a una pérdida de empleos.
“A mí también me ha afectado. Yo trabajo fijo con mi empresa, pero económicamente me ayudaba a veces de forma independiente. En la actualidad, mis clientes no han podido venir de otras ciudades hacia Anzoátegui, y yo pierdo la salida de esa semana o la mensualidad, y solo cuento con lo que me paga la compañía”.
“Anteriormente existían mecánicos autorizados de todas las marcas, ahora sólo quedan tres: Yamaha, Mercury y Evinrude”, refirió Farías.
Además, aclaró que los materiales genéricos pueden dañar la calidad de vida de éstos vehículos acuáticos por lo que recomienda utilizar originales.
“Dedicación, amor y dinero”
Comprometido y dedicado al mundo marino desde muy pequeño, Ramón Antabi cuenta con 17 años viviendo su pasión por el mar. Comentó que es lamentable el hecho de atravesar la difícil realidad que golpea a la economía del país y que también afecta a la industria marina.
Durante este tiempo, Antabi ha presenciado distintas situaciones y considera que de 100 personas que antes tenían embarcaciones, ahora solo 40 las conservan y con el riesgo de dejarlas en el abandono.
“Antes las personas se compraban una lancha y las aspiraciones eran ir por una más grande y con más accesorios; hoy día es todo lo contrario, o las venden para conseguir una más pequeña o se quedan sin ellas”.
Proceso de higienización
Según este admirador del mar, el proceso de limpieza consta de diferentes procedimientos, es decir, para cada espacio una técnica distinta. En el caso del área social, por lo menos se debe lavar dos veces a la semana o después de cada salida con un champú con cera para mantener el casco luego de ser pulido.
De acuerdo a lo que se debe realizar, dependerá de poseer o no la pintura antiincrustante. Esto quiere decir que, de acuerdo a la calidad, durará de seis meses a un año. Transcurrido ese tiempo, se agrega a este proceso la limpieza de los ejes y propelas –lugar donde se le adhieren con mayor facilidad-. A su vez, cabe mencionar que este servicio cuesta alrededor de 200 dólares.
“Un barco de 42 pies, usa tres galones de antifouling. Cada uno cuesta 300 dólares. Si se le agrega el costo del servicio de grúa para sacarla del agua y la mano de obra, daría un total de mil 200 dólares, que al cambio en bolívares sería alrededor de cinco a nueve millones”, explicó Antabi.
Añadió que calcula cerca de mil 500 dólares para hacer toda la fase de saneamiento a su nave y resaltó que en Venezuela para anclarse a esta actividad se debe tener mucha dedicación, amor y dinero.
Pero muchos, aunque la situación no mejore, mantienen la mirada puesta en una pronta solución y con el firme deseo de seguir disfrutando de eso que tanto les apasiona.