El domingo miles de personas se asomaron por el canal de Les Sables d’Olonne (Francia). Era el mismo lugar por el que una semana antes habían desfilado con todos los honores los 29 patrones inscritos en la Vendée Globe antes de cruzar la línea de salida, pero esta vez los curiosos acudieron para despedir a Jeff Pellet. La dirección de regata de la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin asistencia le ha prohibido participar porque ni él ni su barco cumplen los requisitos exigidos. Pese al varapalo en forma de ‘no es no’, el navegante ha decidido circunnavegar el planeta por su cuenta y riesgo. En modo pirata.
Tras participar en varias ediciones de la Mini Transat, la Solitaire du Figaro o la Transat Jacques Vabre, Pellet se empeñó en participar en la regata más salvaje. No dudó en vender su negocio y su casa para dar los primeros pasos hacia su gran sueño, mientras ponía en marcha un proyecto para recaudar dinero de empresas de la provincia de la Vendée. Con paquetes de patrocinio de entre 700 y 3.000 euros, llegó a convencer a más de 300 socios, algunos de los cuales, sin embargo, se marcharon al comprobar que finalmente el barco Come in Vendée no estaría en la línea de salida el 6 de noviembre.
Hace justo un año, Jeff Pellet celebraba que ya tenía embarcación, después de comprársela al mismísimo Sir Robin Knox-Johnston, el primer hombre que dio la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Construido en 1997, es el velero con el que el italiano Giovanni Soldini ganó la Around Alone de 1999.
El diario regional Ouest France repasa el periplo en el que Pellet pasó de ser un patrón preinscrito en la Vendée Globe a un pirata de la regata. Ya en plena cuenta atrás de la octava edición de la vuelta al mundo, en mayo de este año, recibió el primer gran revés: su barco no superó las pruebas de medición después de que surgieran algunos problemas a la hora de tumbar el barco en Les Sables d’Olonne para demostrar la seguridad del mismo. Si el patrón quería participar, tendría que trabajar duro para añadir más peso al bulbo de la quilla.
Jeff Pellet. | vendeeglobe.orgJeff Pellet. | vendeeglobe.org
Sólo unos días después de recibir el informe negativo de la embarcación, comenzaba la regata Les Sables d’Olonne/Nueva York, prueba con la que obtendría la clasificación necesaria para estar inscrito oficialmente en la Vendée Globe, ya que todos los patrones deben navegar 2.500 millas en competición para tener el visto bueno. Jeff Pellet no participó, por lo que la Quebec-Saint Malo, que soltaba amarras tres meses más tarde -en septiembre de 2016-, era su último cartucho.
Asegura que él quiso tomar parte en la competición entre Canadá y Francia, pero que quería hacerlo en solitario y no a dos, tal y como insta el anuncio de regata, ya que su compañero no se encontraba en condiciones. La dirección de esa prueba no aceptó la propuesta.
Sin ninguna regata en el calendario para cumplir con el requisito, Pellet se pasó todo el mes de agosto navegando por su cuenta. Llegó a acumular más 4.500 millas, pero tanto la Federación Francesa de Vela como los organizadores de la Vendée Globe le volvieron a recordar que su esfuerzo no tendría recompensa. Se quedaba fuera de la gran batalla de los océanos. Al menos, de manera oficial.
El patrón del Come in Vendée, de 46 años de edad, llevaba 20 años planeando ser protagonista de la vuelta al mundo en solitario y nada ni nadie se lo iba a impedir. Mientras el 6 de noviembre Les Sables d’Olonne se abarrotaba de gente, él se quedó en casa con la televisión apagada. Fue el 13 de noviembre, a las 15:02 horas, cuando el pirata de la Vendée Globe comenzó a devorar las primeras millas.
Aunque se haya quedado fuera de los focos, su determinación por completar la circunnavegación a vela está despertando el interés de muchos seguidores. Otros, en cambio, esgrimen que, por mucho romanticismo que inspire el galo, tratar de completar la aventura como él lo está haciendo es una temeridad que pone en riesgo su seguridad y la de los demás. [Pulse aquí para ver su posición actual]
No es la primera vez que un pirata se cuela en el gran desafío de la vela oceánica. Y los antecedentes no son buenos para los intereses de Pellet. A Raphaël Dinelli tampoco le dejaron participar en la Vendée Globe de 1996 porque la puesta a punto de su embarcación se retrasó y luego no tuvo tiempo de navegar las millas requeridas para clasificarse. Él salió de todas maneras y durante los dos primeros meses navegó cerca de los patrones oficiales.
El 25 de diciembre, sin embargo, el velero de Dinelli fue azotado por una tormenta de más de 70 nudos en aguas del Índico, sufriendo la rotura del mástil y varias vías de agua en el casco. El barco se hundía y el patrón salvó el pellejo gracias a que un avión del ejército australiano le lanzó una balsa. El participante británico Pete Goss fue el único que pudo atravesar la tormenta para acudir en su búsqueda. Tardó 24 horas en llegar hasta donde el navegante pirata luchaba por sobrevivir. Goss le rescató y, 12 días más tarde, le dejó en el puerto australiano de Hobart.