Jack O neil historia del “Pirata” que revolucionó la forma de practicar Surf
Considerado una leyenda, Jack O’Neill es reconocido por ser el inventor del traje de neopreno. Falleció recientemente, a los 94 años. Para despedirlo se realizó un impactante homenaje que le rindió culto en ocho países en simultáneo. La vida y el legado de un aventurero empedernido, con una estética única y una pasión inigualable
El origen del surf se desconoce. Algunos estiman que hay que remontarse hasta 500 años atrás. De todos modos, haciendo un retroceso histórico, en cualquier punto la complejidad de la práctica era cada vez mayor. La evolución se refleja en las acrobacias, en los movimientos más amplios y enérgicos; en investigaciones detalladas sobre los mares; en innovaciones en diseños y materiales de tablas que permitieran otras expresiones.
Jack O’Neill, considerado un símbolo del deporte acuático, fue acaso el pionero de los expertos que buscan la optimización del rendimiento y el estilo. Fue mucho más que aquel apasionado que salía a enfrentar las olas caracterizado por llevar un parche en el ojo izquierdo -consecuencia de un golpe con su tabla de surf- y una barba pronunciada que motivaron su apodo de “Pirata”. Su legado está marcado por un hecho insignia: creador de la marca homónima, fue el precursor del traje de neopreno.
La particular historia de este “padre” del surf comenzó en su adolescencia, cuando se mudó a Long Beach (California). Allí, disfrutaba del deporte, a pesar de las dificultades que ello implicaba. Transitando aquellos tiempos practicarlo era toda una osadía. Había que hacerle cuerpo a la crudeza de las gélidas temperaturas en invierno, con aguas heladas que imponían un desafío mayúsculo. Por aquel entonces, el método de Jack era hacer una fogata bajo un acantilado, lanzarse al mar, disfrutar de las olas unos 20 minutos y salir en busca del calor del fuego. Pero esos escasos períodos no saciaban su deseo. Quería más.
En la búsqueda de una alternativa para afrontar las inclemencias del tiempo, a principios de los años cincuenta, y recién casado, empezó a experimentar en la cocina de su casa con distintos materiales que podían ayudarlo a protegerse de las frías aguas del océano. Su primer traje fue hecho a partir de un gorro de baño femenino, junto con unos shorts de baño propios a los que le añadió un interior de espuma para aislar al cuerpo del frío. “Yo solo quiero surfear por más tiempo”, repetía. Así comenzó a forjar lo que actualmente es un imperio.
Su pasión fue el motor que lo impulsó a elaborar el primer traje de neopreno en 1952, un elemento indispensable para todo el que incurra en la actividad. La creación revolucionó al deporte. A partir de allí, ya no importan las frías temperaturas dadas por la estación o su ubicación geográfica. Más tarde abrió el primer “Surf Shop” de California, que inició la expansión. Tal vez nunca imaginó que tras 65 años en el mercado, la empresa se lograse instalar como ícono de la cultura surf y urbana.
En la vida de Jack no todo fue ligado a lo comercial. Uno de sus mayores legados fue la creación de “O’Neill Sea Oddysey”, el programa que ya brindó a más de 100.000 niños paseos educativos sobre el cuidado del medio ambiente marino a bordo de su propio catamarán. “El océano está vivo y tenemos que cuidarlo. No hay duda en mi mente que el O’Neill Sea Odyssey es lo mejor que he hecho”, solía afirmar decidido.
Jack O’Neill murió el pasado 2 de junio a los 94 años, en su casa frente a la playa de Santa Cruz, California. En su honor, se realizó un “Paddle Out”. Se trata de un famoso ritual llevado a cabo cada vez que fallece un surfer reconocido. La convocatoria fue la mayor de la historia. Además de los deportistas que participaron en el agua con sus tablas, se estimó que aproximadamente unas 10.000 personas se reunieron a orillas del agua para acompañar la ceremonia. El epicentro del evento fue en Pleasure Point, hogar de Jack en California. Y hubo replicas en otros siete puntos del mundo: Holanda, Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Australia, Canadá y Sudáfrica.
De espíritu libre y aventurero, se hizo conocido internacionalmente por su tarea en el mundo del surf. Sin embargo, ostentaba un amplio abanico de habilidades. En una vida plagada de andanzas, supo desempeñarse como piloto de aviones y globos, marinero y pescador. Aunque su verdadero lugar siempre estuvo en el mar, tal como expresaba radicalmente: “Las tres cosas más importantes en la vida son surf, surf y surf”.