Jon Bannenberg fue uno de los diseñadores de yates de lujo más reconocidos del siglo XX. Tras su fallecimiento en 2002 su hijo Dickie, hoy director del estudio londinense, rebuscó en los archivos para repasar la obra de su padre e ilustrarla en el libro Jon Bannenberg: A life of design (2015). En sus memorias póstumas el gurú de los superyates recuerda uno de los encargos más rocambolescos que recibió: diseñar una embarcación de 60 metros de eslora para Fidel Castro. Ahora, tras la muerte del líder cubano, Dickie Bannenberg muestra los bocetos.
“Es uno de los trazados más improbables de los archivos de Bannenberg, donde aparece como ‘Cuba Pesca, yate a motor 60 metros, trabajo número 1.134’. Lo que no se dice es que era para ese conocido regatista y ‘bon vivant’ Fidel Castro”, ha explicado recientemente el primogénito del diseñador.
A principio de la década de los 70 Jon Bannenberg fue citado en Cuba en varias ocasiones con el objetivo de presentar propuestas para construir una embarcación de 60 metros de eslora. “Siempre llegábamos tarde [debido a la dificultad de llegar a la isla], pero siempre fuimos recibidos por Fidel y pasamos muchas horas en la playa filosofando sobre la política de un yate de Estado”, escribió Jon Bannenberg.
Otro boceto del Cuba Pesca. | Bannenberg & RowellOtro boceto del Cuba Pesca. | Bannenberg & Rowell
“En realidad”, explica Dickie, “había un argumento comunista detrás de la idea: los políticos [extranjeros] podrían ser entretenidos y convencidos de las virtudes del comunismo y, en teoría, el yate también estaría disponible para recompensar a las familias de ciudadanos cubanos ejemplares como, por ejemplo, los cortadores de caña de azúcar más exitosos”.
En los dibujos que el diseñador presentó a Castro, el superyate lucía un llamativo casco de color rojo y destacaban tres grandes cubiertas en popa, donde había espacio suficiente para ubicar dos lanchas de apoyo. En otra versión el Cuba Pesca era totalmente blanco con las embarcaciones auxiliares colgadas en los costados, donde también se podía ver la bandera de Cuba. Las líneas de la embarcación, en cualquier caso, se encontraban a la vanguardia del diseño náutico de la época.
El encargo, siempre según la versión del estudio de diseño, fue solicitado desde el Ministerio de la Industria Pesquera, mientras que la construcción debía llevarse a cabo fuera de Cuba ante la falta de infraestructuras en la isla. La República Popular de Polonia era uno de los pocos lugares viables para que el Cuba Pesca se convirtiera en una realidad. Sin embargo, los promotores comprobaron posteriormente que el país europeo tampoco ofrecía las instalaciones necesarias y el proyecto fue difuminándose poco a poco. “Al final, no fue más allá de los trazados y algunas reuniones con ron en el Caribe”.