Los barcos voladores GC32 se estrenan este miércoles en la 35ª Copa del Rey Mapfre. Es la primera vez que estos catamaranes radicales, capaces de navegar a todo trapo sin que sus cascos toquen el agua, compiten en aguas españolas. Su presencia en la bahía de Palma ha supuesto la implantación de extraordinarias medidas de seguridad en el campo de regatas. No es para menos. Estos multicascos superan los 30 nudos de velocidad, avanzando 15 metros por segundo, por lo que no tienen demasiado margen de maniobra. El más mínimo error se puede pagar con un vuelco o una colisión y lo cierto es que los accidentes no han cesado desde el inicio de la temporada.
Todos los tripulantes de GC32 están equipados con chalecos salvavidas y cascos. La organización, por su parte, ha preparado un protocolo para que nadie ose a entrar en el terreno de juego de estas bestias. El accidente protagonizado por Pierre Casiraghi en el lago di Garda italiano hace unas semanas y el hecho de que por primera vez este año compiten en mar abierto, con la presencia de olas y vientos cambiantes, justifican el refuerzo de las medidas de seguridad.
“Hemos dispuesto una zona de exclusión vigilada y delimitada por unas balizas negras, donde sólo podrán entrar los barcos autorizados: participantes, comités, jurys, barcos de apoyo de los equipos y dos barcas de prensa”, explica Gaspar Morey, Oficial Principal de Regata. “Los barcos de espectadores tendrán que permanecer a un mínimo de 200-250 metros de la acción”, añade. Varios marshall, una suerte de vigilantes del campo de regatas, garantizarán el cumplimiento de las normas en todo momento.
Hasta Palma han aterrizado diez GC32 para disputar la tercera prueba de su circuito mundial. A priori, el duelo entre el Norauto francés de Franck Cammas y el Tilt suizo de Sébastien Schneiter será a cara de perro al llegar a la Copa del Rey Mapfre en lo más alto de la clasificación empatados a punto.
Cammas apostó por competir en GC32 dentro de su programa de entrenamientos de cara a disputar la Copa América en 2017, tratando de sumar el mayor número de millas en embarcaciones provistas de foils, los apéndices que obran el milagro de hacer levitar los cascos. Sin embargo, el patrón galo, uno de los mejores especialistas en multicascos y ganador de la Volvo Ocean Race 2011/2012, no se encuentra esta semana a bordo del Norauto, ya que se ha quedado en Francia para seguir afilando el catamarán de Copa América que su equipo acaba de construir.
Pese a la ausencia del genial navegante francés, la caña del timón del Norauto está en buenas manos, ya que le sustituye Adam Minoprio, quien a sus 30 años de edad ya luce en su palmarés un campeonato del mundo de match race (2009) y un segundo puesto en la Volvo Ocean Race (2011/2012). “Conocí a Adam en la Volvo Ocean Race. Es un kiwi que ya ha colaborado mucho con equipos extranjeros, especialmente en Copa América con Luna Rossa”, argumenta Cammas. “Es el patrón ideal para remplazarme y el compañero perfecto para progresar”, asevera.
Entre los adversarios también hay algunos cambios. Sébastien Schneiter, patrón del Team Tilt (Suiza) y Nathan Outteridge, patrón de Gunvor Sailing (Suecia), están en Río para los Juegos Olímpicos. A la caña del Armin Strom, Flavio Marazzi ha sido remplazado por el regatista de match race Phil Robertson y el patrón japonés Naofumi Kamei estará por primera vez al mando de su Mamma Aiuto. En el GC32 nipón están los únicos españoles de esta flota: Javier de la Plaza y Manu Weiler.
¿Cómo vuelvan?
Los GC32 son unos livianos catamaranes de diseño único fabricados en fibra de carbono. Tienen 10 metros de eslora, apenas pesan una tonelada y están equipados con hidroalas, timones en forma de T invertida y orzas en forma de J que, a partir de ciertas velocidades, empujan los cascos hacia arriba hasta que éstos quedan por encima del agua. Con apenas siete nudos de viento, estos apéndices revolucionarios son lo único que quedan sumergidos. El Alinghi suizo llegó a volar a 39,21 nudos (72,6 km/h) la temporada pasada. Ahora se busca superar la barrera de los 40 nudos.