El Kitty Hawk Flyer quiere dominar los cielos. El ya bautizado en las redes como ‘coche volador’ fue presentado en sociedad esta semana, tras años de desarrollo en secreto. A diferencia de otros prototipos, se prevé que esté a la venta a finales de año, según la compañía que lo ha creado.
El vehículo es una mezcla entre una moto de agua y una nave de La guerra de las galaxias. Solo está diseñado para sobrevolar superficies con agua. “Parece y se siente como si fuera una moto voladora”, ha explicado Cimeron Morrissey, una bloguera que ha podido probarla.
El Kitty Hawk Flyer es eléctrico, pesa unos 100 kilos y puede llevar a una persona. Alcanza una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora y puede volar hasta una altura de 4,60 metros de la superficie del agua. Según se ve en las imágenes, el vehículo tiene capacidad para hacer despegues y aterrizajes verticales. Pilotarlo es fácil, aseguran, ya que se aprende en unas horas.
Los creadores afirman que el vehículo presentado es un prototipo, y que el que se venda a finales de año tendrá una apariencia diferente. Aún no se sabe cuánto costará, pero se ofrece a aquellos que quieran entrar en la lista de espera un descuento de cerca de 2.000 euros. Para estar en la lista, eso sí, hay que pagar casi 100 euros.
Es eléctrico, unipersonal y alcanza los 40 km/h
La empresa que lo ha desarrollado tiene la atención del capital de Silicon Valley desde hace unos años. La idea de un coche volador atrae: Larry Page, cofundador de Google, es uno de los principales inversores en la firma, con unos 100 millones de dólares aportados. La meta es reinventar el transporte personal, tarea en la que emplea a unos cien trabajadores.
Como siempre, algunos encuentran problemas en el invento. Tal y como recoge el New York Times, se plantea que si ni siquiera se pueden llevar baterías de móvil en los aviones, cómo se pretende que se vuele con algo equipado con ellas, dice Missy Cummings, de la Universidad de Duke. Por su parte, John Leonard, del MIT, recuerda que si hay un fallo no hay posibilidad de echarse a un lado de la carretera, por lo que un accidente es casi inevitable. “Silicon Valley está llena de gente muy inteligente, pero no siempre entienden las leyes de la física”, remata en referencia a la gravedad.