Es un barco… es un auto… es un Amphicar!
Es difícil explicar cómo un autito feo y lento pudo transformarse en un objeto de culto. Su única característica destacada era ser anfibio.
Hanns Trippel, el padre del Amphicar, tiene una historia plagada de logros curiosos: fue el responsable de las alas de gaviota del famoso Mercedes Benz 300SL de mediados de los años 50.
El primer prototipo de Amphicar apareció en el salón del automóvil de Ginebra en 1959, y rápidamente despertó la inquietud del público.
Cuando salió a la venta, era un coche muy caro. Su carrocería era de acero al carbono, lo que le daba resistencia a la corrosión y a los impactos.
Tenía un motor Triumph de 1.147 cm3, que le daba una velocidad máxima de 110 km/h en tierra.
Pero en mar el diseño combado de la parte inferior del coche, sumado a su chasis elevado y sus uniones impermeables lo transformaban en una plataforma flotante, propulsada por un par de hélices ubicadas bajo el paragolpe trasero, y utilizando las ruedas delanteras como timones para maniobrar el vehículo en el agua, en donde obtenía unos escasos 7 nudos de velocidad.
El Amphicar se fabricó de 1961 a 1965, y la producción total en todo ese tiempo apenas llegó a unas 4.500 unidades, terminaron por obligar a cerrar las puertas en 1968.
El Amphicar puede verse en acción en numerosas películas de la época, tales como El Analista del Presidente (1968) o Inspector Clouseau(1968); e incluso el presidente norteamericano Lyndon B. Johnson fue el feliz propietario de uno de ellos.