La pesca con bombas acaba con la vida marina frente a las costas de Nicaragua
Desde las costas se ve como juegos pirotécnicos, pero dentro del mar es una mortandad. La práctica de la pesca con explosivos es considerada por los expertos entre las más nocivas y en Nicaragua cada vez se hace más popular, tal como explica la agencia EFE en un reportaje de Wilder Pérez R.
Aunque los pescadores que faenan con bombas artesanales se arriesgan a ser castigados por la ley y a perder los aparejos marinos con los que cuentan en la actualidad, la pesca fácil que ofrece está técnica termina por seducirlos, ya que pueden obtener hasta 4 toneladas de peces en una sola jornada.
Lo que no se puede cuantificar son los efectos de la pesca con explosivos, ya que cada detonación mata toda forma de vida a su alrededor, debido a que la onda expansiva no se disipa bajo el agua, sino que atraviesa los cuerpos y los revienta.
Eso explica por qué es fácil pescar con bomba, pues los peces muertos atraen a los cardúmenes, que a su vez quedan a merced de los pescadores.
Estudios de la organización no gubernamental Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible (Fundenic-SOS) indican que las bombas artesanales pueden destruir todo alrededor en un rango de tres kilómetros, y que los pescadores locales utilizan hasta 100 explosivos a la vez.
Según Fundenic-SOS, la pesca con bomba no solamente ha reducido las poblaciones de peces frente a las zonas norte y centro del litoral Pacífico de Nicaragua, sino que también ha pulverizado los arrecifes.
“Ha habido una pérdida paulatina del ecosistema marino, hay pérdida de arrecifes, de corales, que son los sistemas de reproducción de especies”, dijo a Efe la directora de Fundenic-SOS, Rosario Sáenz.
El resultado es que lugares como Padre Ramos o Jiquilillo, en el Pacífico noroeste de Nicaragua, que a simple vista son paradisíacos, bajo el agua ofrecen escenas totalmente diferentes, de acuerdo con la investigadora.
Jiquilillo es a simple vista un paraíso, pero bajo las aguas las explosiones de las bombas han causado estragos…
“Ya no hay piedras, quedaron desbaratadas, los peces no tienen dónde refugiarse, dónde alimentarse, dónde protegerse, y el pescado necesita eso, entonces se va a aguas más profundas”, aseguró Sáenz.
Eso explica por qué ya no es tan fácil encontrar pescadores faenando a poca distancia de las costas al norte y centro del litoral Pacífico de Nicaragua, algo que era más común todavía hace 15 años.
Las estadísticas del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex) también reflejan lo difícil que se ha vuelto pescar en Nicaragua, puesto que en 2016 las exportaciones nicaragüenses de pescado bajaron en casi 488 toneladas, es decir 7 % menos que en 2015.
El Ejército de Nicaragua ha confirmado que la práctica de pesca con bombas artesanales se hizo común en las últimas dos décadas.
Los peces muertos por las detonaciones atraen a los cardúmenes, que a su vez representan una pesca fácil para los pescadores
Dicha práctica, que inició por influencia de pescadores salvadoreños en el Golfo de Fonseca, que Nicaragua comparte con Honduras y El Salvador, ahora se extiende hasta las playas La Boquita y Casares, cerca de la zona sur del litoral Pacífico.
A pesar de que las autoridades han arrestado a algunos pescadores e incluso un fabricante de bombas artesanales para pescar, la práctica está vigente, ya que el Gobierno no tiene la capacidad para controlar a cada uno de los cientos de botes que salen a faenar a lo largo de más de 100 kilómetros de costas, con explosivos ocultos.
Curiosamente en el sur del litoral Pacífico de Nicaragua la historia es distinta. Ahí los pescadores integrados en la Cooperativa de Servicios Múltiples de Pescadores Artesanales del Pacífico o la Cooperativa de Pesca Artesanal y Servicios Múltiples Mujeres al Poder, se oponen a la práctica de las bombas artesanales para pescar.
Esto se debe a que sus integrantes no solamente viven de la pesca, sino también del turismo, ya que ofrecen viajes mar adentro para el avistamiento de ballenas y delfines, o en la costa para ver las arribadas masivas de tortugas.
Estas y otras cooperativas del Pacífico sureste de Nicaragua, cuyos pescadores no necesitan alejarse tanto de la costa para faenar, incluso están impulsando la creación de una Zona Marina de Vida y Desarrollo, de unos 623 kilómetros cuadrados, para proteger la diversidad del Océano Pacífico, lo que ha sido aplaudido por los ecologistas.
Sin embargo, esta no es la norma, sino la excepción. Aunque es ilegal, la pesca con bombas en Nicaragua está en vigor, y nadie ha encontrado la forma de contrarrestarla.