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Encuentran en el Mar Rojo un barco hundido en el siglo XVIII

Encuentran en el Mar Rojo un barco hundido en el siglo XVIII 

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Un equipo de la Universidad de Alejandría ha descubierto recientemente la proa de un barco mercante hundido hacia 1765.

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La popa y la parte central ya habían sido halladas en 1994 por un grupo de arqueólogos estadounidenses, pero hasta ahora no se habían podido localizar los últimos restos de la nave. En base a las excavaciones ya realizadas en el lugar, los investigadores esperan encontrar en el futuro restos de los productos comerciales que transportaba.

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Entre los arrecifes de coral que rodean la isla de Sadana, en la costa oriental de Egipto, han aparecido a lo largo del tiempo numerosos restos de diversos naufragios, pero la mayoría han sido saqueados.

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Entre los objetos rescatados hasta el momento hay partes del casco, numerosos fragmentos de cerámica e incluso algunas botellas de licor. Al mismo tiempo, los arqueólogos han llevado a cabo un mapa fotogramétrico de los restos para poder obtener una imagen tridimensional del buque, que se ha dejado in situ para su conservación.

A mediados del siglo XVIII, el Mar Rojo era una zona muy concurrida. Se trataba del principal punto de contacto entre Asia y África y formaba parte de la famosa Ruta de la Seda, en la que se intercambiaban mercancías e ideas entre Europa, el mundo islámico y el Lejano Oriente.

Las naves partían de Egipto cargadas con grano, legumbres y hierro, para regresar con todo tipo de productos exóticos obtenidos en los mercados de Arabia. A este intercambio se le añadía el de los miles de peregrinos religiosos que acudían cada año a La Meca a bordo de estos mismos barcos como alternativa a las caras y lentas caravanas.

Gracias a las campañas de excavación llevadas a cabo entre 1995 y 1998 los arqueólogos descubrieron que el navío iba cargado de productos en el momento de estrellarse contra la barrera de coral y hundirse, seguramente a causa de alguna tormenta.

 

Pero el principal botín que han obtenido los arqueólogos son los más de 4.000 artefactos, guardados actualmente en la ciudad egipcia de Alejandría. Entre ellos destacan 200 platos y 300 tazas de porcelana china, acompañados de 850 botellas de cerámica, y 40 jarras de grandes dimensiones destinadas al transporte de provisiones. Entre los muchos otros artículos que se han hallado sobresalen pipas de arcilla, tabaqueras, botellas de vidrio, incensarios, y vajilla de cobre. Pero sin duda el hallazgo más espectacular encontrado es una olla inscrita perteneciente al capitán de la embarcación, Musa Mahmoud, gracias a la cual se ha podido fechar el hundimiento en algún momento posterior a 1764.

Además, como explican desde la Unesco, el barco es muy distinto a otras naves de este periodo, lo que implicaría no solo un vínculo comercial intensivo entre Oriente y Occidente, sino también las diferentes tradiciones navales de la época. “Es un ejemplo único de intercambio cultural y económico a lo largo de la Ruta Marítima de la Seda”

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