El fuego, no el hielo, hundió al Titanic
Hay nuevas pruebas del accidente marítimo que provocó la muerte de unas 1.500 personas en abril de 1912
¿Y si no hubiera sido culpa del iceberg, o “la voluntad de Dios”, como concluyó la investigación oficial sobre el hundimiento del Titanic?
¿Y si no hubiera sido la gran velocidad a la que el barco atravesaba el Atlántico Norte?
¿Y si el accidente marítimo más famoso de la historia hubiera sido causado por negligencia criminal?
El 1 de enero, la señal británica Channel 4 transmitió el documental Titanic: las nuevas pruebas, en el cual el periodista irlandés Senan Molony argumentó que un incendio que había ardido durante tres semanas antes de la partida fue el responsable de la tragedia en la que murieron más de 1.500 hombres, mujeres y niños en abril de 1912.
“Es la combinación fatal de factores extraordinarios que se unieron: el fuego, el hielo y la negligencia criminal”, dijo Molony, quien estudia el caso desde hace tres décadas. “Se sabía que había un incendio, pero se le restó importancia. La nave nunca tendría que haber sido echada al mar”.
El depósito de combustible del Titanic había soportado un fuego que 12 personas trataron de contener sin éxito y llegó a los 1.000 grados, de modo tal que nadie más se pudo acercar. Pero por indicación de J. Bruce Ismay, presidente de la constructora del barco, a los 2.224 pasajeros se les ocultó el hecho. Demorar la salida desde Southampton hubiera causado el desastre financiero.
A los efectos de que no se notaran unas líneas oscuras de nueve metros que recorrían la parte derecha frontal del casco, se invirtió la posición de la nave en el puerto de embarque en Inglaterra. Esas marcas, que revelaban el debilitamiento de la estructura, se hallaban en el lugar donde el iceberg realizó perforaciones múltiples en más de 90 metros y causó el naufragio del barco en su ruta a Nueva York.
“Nadie ha investigado estas marcas antes. Esto cambia el relato por completo”, dijo Molony sobre el naufragio alrededor del cual se tejen mitos todavía. “Tenemos expertos en metalurgia que nos dicen que cuando se llega a esos niveles de temperatura, el acero se vuelve quebradizo y su fuerza decae hasta el 75%”, agregó.
Las nuevas pruebas a las que alude el título del documental son fotos inéditas que tomó el jefe de ingenieros eléctricos antes de que el Titanic dejara el astillero en Belfast. Durante más de un siglo juntaron polvo en un ático en Witshire, donde vive un descendiente de la empresa Harland and Wolff, que construyó el transatlántico que se creía indestructible.
Hace cuatro años Molony y un colaborador compraron esas fotos desconocidas, que mostraron y comentaron en Channel 4. Cuando estudiaron las imágenes, encontraron las marcas negras que cruzaban en diagonal el casco a estribor, en el frente: “Estamos mirando el área exacta donde impactó el iceberg y parece que tenemos un debilitamiento o un daño en ese lugar específico antes de que la nave saliera de Belfast”, dijo el experto.
Las fotos se enviaron para su análisis al Colegio Imperial de Londres. Los ingenieros de la institución académica revelaron que la causa más probable de esas líneas habría sido un incendio en el depósito de carbón del barco. Ese fuego podría haber causado explosiones serias antes de que el transatlántico atracara en destino.
La idea tiene antecedentes desde el momento mismo de la investigación oficial: en 1912 la Justicia británica supo sobre el fuego, pero lo desestimó en comparación con la magnitud de los daños y la rapidez —poco más de dos horas y media— del hundimiento. En 2008 otro experto en el caso, Ray Boston, retomó el tema del incendio y estimó que había comenzado durante las pruebas de velocidad. Es decir que el destino fatal de Titanic estaba sellado mucho antes de que zarpara.
“Esto no es una simple historia de choque con un iceberg y hundimiento”, declaró Molony. El investigador continuará trabajando para reforzar su hipótesis de que el fuego debilitó el acero de la estructura hasta el punto de facilitar los destrozos que causó el iceberg, lo cual haría a los hombres, y no a la naturaleza, responsables de la tragedia sucedida hace más de un siglo y siempre envuelta en una nube de misterios.