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Boat Share : navegar en lancha sin tener que comprarla

Boat Share / Club de Lanchas

Boat Share nació en 2015, planea facturar $ 10 millones en 2018 y ampliar su flota a 28 embarcaciones.

 

Durante cuatro años el Mediterráneo fue su oficina, el Pacífico su sala de reuniones y la costa monegasca su ventana de todos los días.
Boat Share : navegar en lancha sin tener que comprarla

Jerónimo Furtado se dedicó a navegar casi toda su vida, aunque cuenta que en un momento decidió pasarse del mundo de los veleros al de las lanchas. Con el tiempo se dio cuenta de que el sueño de la lancha propia era poco rentable teniendo en cuenta que, usualmente, los capitanes la utilizan dos o tres veces al mes. Fue entonces que vio un nicho poco explotado y junto a Matías Cramer y Javier Cami fundó Boat Share, un tiempo compartido de lanchas que permite a sus miembros pagar una cuota mensual similar al costo de utilizar la embarcación, pero sin la necesidad de adquirirla. Este año, los emprendedores esperan facturar $ 10 millones e invertir alrededor de US$ 300.000 para ampliar la flota.

“Sentimos que estamos democratizando la náutica, que algo que suele ser más de elite esté abierto a muchos más”, asegura Cami, en diálogo con Apertura.com, en la oficina de la compañía en San Fernando. Aunque su background está más ligado al marketing digital, cuenta que su fanatismo por la navegación comenzó cuando se compró una moto de agua hace casi 10 años. “Hace más de 12 años descubrí esta parte del Delta y creo que está subexplotado, falta gente en el agua todos los fines de semana”, dice. Su nueva pasión se convirtió en negocio cuando Cramer y Furtado lo invitaron a sumarse al emprendimiento a finales de 2015.

Primero invirtieron US$ 80.000 para comprar tres lanchas y luego fueron otros US$ 200.000 cada año para seguir aumentando el portafolio de opciones. Sin embargo, no siempre fueron todas propias. Algunos dueños que veían cómo sus bienes se depreciaban y sus salidas a navegar cada vez eran menos frecuentes les ofrecieron sus embarcaciones a cambio de un fee mensual o un porcentaje de su uso. “Hoy tenemos 18 lanchas nuestras y esperamos contar con 28 para fin de año”, confirmaron los emprendedores.

Javier Cami, Jerónimo Furtado y Matías Cramer, fundadores de Boat Share.
Según el trío, el único modelo que no funcionaría es el de “Airbnb náutico”. Cami explica su visión: “Son difíciles esos modelos de economía colaborativa en esta industria sin que alguien tome el rol de centralizar y controlar todo. Va a fracasar rotundamente porque el problema de la náutica es que si sos dueño tenés que ir hasta la guardería a entregarla, hacerle un poder al que la alquila y esperar a que vuelva para dejarla en condiciones”.

El valor de la membresía depende de la categoría de lancha elegida y la cantidad de días que la utilizará, que pueden ir desde tres días hábiles hasta seis días, que incluyen cuatro hábiles, sábado y domingo. Según los fundadores de Boat Share, el precio de una lancha nueva ronda los $ 350.000, mientras que el mantenimiento se calcula en un 10 por ciento anual del valor del bien. A esto hay que sumarle los costos de guardería, que oscilan entre los $ 4000 y $ 9000 dependiendo del tamaño de la embarcación. En tanto, los socios del club deberán embolsar como mínimo $ 3100 por mes –un fee anual de $ 9800 y cuotas fijas mensuales de $ 2300– y los que contraten el pack más lujoso tendrán que pagar $ 14.050 -$ 63.000 de fee y cuotas de $ 8800. No obstante, los miembros no pueden utilizar las lanchas cuando lo deseen, ya que primero tienen que realizar la reserva online. Según los emprendedores, lo mejor es hacerlo 48 horas antes para los días hábiles y con cuatro o cinco días de anticipación en caso de querer utilizarla un fin de semana.

Si bien por el momento la compañía solo cuenta con su sede en San Fernando, provincia de Buenos Aires, Cami revela que tienen en los planes crear una red de clubes en localidades que cuentan con la cantidad de población suficiente que haga viable el negocio. Rosario pisa fuerte como candidata, aunque Corrientes y Paraná también rondan entre las opciones. “Hay un tema cultural: al argentino le gusta tener la propiedad del objeto. A veces no le importa si es rentable o no, pero le gusta tenerlo”, analiza. Para Furtado, que se dedicó varios años no solo a la navegación profesional sino también a la construcción de barcos, la única manera en la que comprar el bien resulta redituable es si “tu vida está dedicada a eso”.

La compañía facturó $ 6,5 millones en 2017, aunque los emprendedores tienen perspectivas positivas con respecto tanto al crecimiento en sus ingresos como así también en sus unidades de negocio. “Estamos muy avanzados en incluir barcos grandes de alrededor de 50 pies al portafolio. En un mes y medio vamos a tener novedades”, adelantan. Para ellos, lo gratificante de la experiencia es el principal pilar en el que se apalancan para atraer más socios. “El 70 por ciento de nuestros clientes no viene de la náutica, es gente que nunca pensó en esto y que, después de probarlo, se queda”, asegura Cami. Su sueño es ver al Delta atestado de lanchas.

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